Recuerda esos momentos de espontaneidad, esos momentos en los que todo surgía sin más, sin razones, sin motivos. Momentos en los que unas gracias se siguen de otra.
Idioteces que no nos atreveríamos a hacer en otro contexto porque nos puede la vergüenza. Por eso, cuando ser un «sinvergüenza» significa sacar sonrisas del desierto, de la nada, con lo poco que tenemos a mano, es uno de los mejores motivos para sonreír.
Y a ti, ¿qué te hace sonreír?
Nunca sobran idioteces que hacen reír : )
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Y a veces son muy, muy necesarias.
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