Ayer, un dominicano residente de medicina familiar y comunitaria que está trabajando conmigo me contó su historia. A raíz de la misma creo que tendré hilitos para rato, porque hay tantas cosas de las que hablar, de las que maravillarse…
Puede que al separarla en distintos comentarios la historia se deshaga en partes, en trocitos, y se pierda, pero no es la historia en si lo que quiero contar, ya que es SU historia y no la mía. De lo que quiero hablar es lo que ha significado para mí conocer esa historia.
Por hoy empezaré con una reflexión muy corta: ¿qué nos lleva a cambiar nuestros proyectos vitales de una manera radical?¿Comprender la vida hace que nuestros anhelos, o nuestro futuro, cambie?
El caso es que creo que para Séptimo (Nombre ficticio para mi compañero) ha sido así. Su planteamiento era convertirse en cirujano plástico, lo tenía todo a mano para ello, incluyendo una muy buena salida familiar para ello. Eso era así hasta que se fue a trabajar una temporada de médico en un barrio marginal (y cuando digo marginal me refiero a gente que nunca ha recibido educación y que a lo máximo que puede aspirar no es ni siquiera un trabajo, pues viven de cultivar su propia comida (olvidaros del más mísero céntimo). Nada de ir al super… si quieres pan háztelo tú). El caso es que era el único personal sanitario allí, al terminar la carrera (con las carencias profesionales que ello implica), no había otro médico… no había personal de enfermería… probablemente tampoco hubiese medios.
¿Cómo alguien que tiene su vida encaminada, y su concepto personal de la vida tan definido, entra a valorar que su opción de mejora pasa por la educación y decide abrir una escuela (que manejó él sólo) para darles una oportunidad a los niños de allí? Planteároslo. Estoy seguro de que él comprende la vida mucho mejor que yo, y más correctamente. Me hace preguntarme si realmente estoy aspirando a todo lo que podría aspirar. No para mí, sino para el mundo.
Hay mucho que ver, mucho que comprender y muchísimo más que hacer. Para no saturar de ideas (ni a mi ni a nadie) hoy lo dejo así. Otro día hablaré de cómo se lleva a cabo una labor como la que Séptimo hizo, qué más cosas se pueden aprender, cómo realmente cambia uno su perspectiva, la principal reflexión que saca él y lo obvias que nos parecen algunas cosas que no lo son tanto.
La vida puede ser dura pero preciosa y tenemos tantas oportunidades para dar oportunidades al prójimo, que no deberíamos desperdiciarlas.