Retomando el mismo tema de la semana pasada y los niños de Dominicana, uno de los momentos que más especialmente recuerda Séptimo, según me contó, surgió a raíz de que los niños vieron la televisión (la de Séptimo, la única que había en la zona) y le preguntaron qué era aquella cosa redonda para comer que parecía que tenía queso o algo así. Los niños no conocían la pizza.

Tras aquello, Séptimo decidió solicitar pizzas a numerosos establecimientos, incluyendo grandes cadenas. Al no tener respuesta incluso escribió un correo, indignado, a una de esas grandes cadenas recordándoles lo mucho que ganaban anualmente y lo poco que podía significar para ellos unas pizzas mientras que podrían significar muchísimo para unos niños que ni siquiera habían oído hablar de esa clase de comida. La respuesta siguió siendo nula.

Poco tiempo después aparecieron en la zona del colegio un par de Jeep sin logotipo de ningún tipo, pararon frente al colegio y comenzaron a descargar platos, vasos y pizzas para los más de 100 niños. Según cuenta Séptimo, tuvieron pizza todos para, al menos, una semana.

Es una maravilla oír y ver a Séptimo hablar sobre este recuerdo en especial. Su propia cara refleja la felicidad y la sorpresa que debieron sentir los niños en aquel momento.

Y es que hay detalles que pueden ser muy simples, pero que si la has perdido te devuelven la esperanza en la gente. Por otro lado no quería cerrar el hilo de este domingo sin hacer la reflexión sobre aquellas cosas que damos por hecho, como por ejemplo que todo el mundo sabe lo que es la pizza. Igual merezca la pena tratar de ver las cosas con otros ojos, aunque sea un rato al día.

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