Con el hilito de esta semana cierro la historia de Séptimo. Por último quería reflejar la moraleja que saca él mismo de todo esto. La conclusión a la que llega.
Me parece un resultado muy curioso (la verdad es que la conclusión es más o menos previsible, pero no me esperaba exactamente eso), recordemos de dónde venía Séptimo y sus aspiraciones iniciales de ser cirujano estético.
Cuando le pregunté, su respuesta fue (aproximadamente, según lo que recuerdo): Esto lo que me ha enseñado es a ser agradecido. No siempre es necesario perder lo que tienes para valorarlo, también es fácil hacerlo cuando estás rodeado de gente que no tiene absolutamente nada. Yo he vivido siempre enfadado con mi padre por no tener lo que quería cuando se lo pedía. Ahora de lo que me doy cuenta es de lo que sí tenía, y no era poco: Tenía una casa para mí sólo, comida, lujos en exceso y, lo más importante, una educación.
Esto me lleva a reflexionar no sólo hasta que punto valoramos lo que tenemos sino también en qué dirección nos estamos caminando, cuando veo tanto niño caprichoso que parece que es lo que impera ahora. Aquí, como siempre, es sólo una reflexión que espero que a nivel individual se convierta en una acción.
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