Porque también forma parte de nuestra vida descansar de nuestros proyectos, y los descansos también nos hacen crecer como personas. Porque hay muchas personas que apenas sólo sonríen cuando piensan en sus vacaciones, en su momento para descansar. Igual que salir de un tugurio de ambiente estanco y rancio para inspirar con intensidad y llenar los pulmones con aire fresco, el descanso tiene una capacidad y un potencial increíble para devolvernos la energía gastada, el ánimo por nuestros proyectos, la fuerza con que trabajamos… ¡incluso si no tenemos ese descanso! El solo hecho de pensar en un futuro descanso ya tiene un efecto reducido, como si fuese el «trailer» del descanso que tendremos. De alguna manera en muchas ocasiones termina hasta por convertirse en una meta. Llegamos a poner toda la carne en el asador por llegar a ese descanso, por merecerlo.
Por eso hoy le quiero dedicar la entrada a las vacaciones, a los descansos, al romper con la rutina. Pero como siempre, quiero dedicársela a TODOS los descansos, de los más grandes a los más chicos, porque no quiero en mi vida haber olvidado que los cinco minutos que me dedico todos los días a mí mismo antes de dormir son también un descanso. Que cada vez que me asomo a mirar el cielo por la ventana, es también un descanso. En definitiva, que cada sonrisa, es un descanso que no quiero no ver por no ser tan largo en el tiempo, o tan fácil de percibir, como los grandes descansos que llamamos vacaciones.
Que nuestras sonrisas sean vacaciones constantes en las que no haya que volver al trabajo. O que nuestro trabajo sea la sonrisa que no precisa de vacaciones, tanto da.
Y a ti, ¿qué te hace sonreír?