Desde que lo conozco siempre me ha gustado el poema de Ítaca, de Konstantinos Kaváfis. Porque es algo muy simple y que se olvida con mucha facilidad. Pero cuanto más lo leo y más lo entiendo, más encamino mi vida a que sea así, a ver que lo importante del viaje a Ítaca no es ítaca sino el Viaje. Es decir, el Viaje a ítaca.
Es habitual escuchar aquello de si el fin justifica los medios o no, pero no reparamos en que muchas cosas son los medios los que justifican el fin. O, sino el fin, el hecho de que exista un fin, independientemente de cuál sea esto.
Hay veces que miramos al futuro, a nuestra meta, y en ocasiones está tan lejos que puede desanimarnos. Podría ser una ayuda para esos momentos (y, de hecho es una realidad) pensar que el camino en el que estamos es ya en sí una meta. ¿Cómo no sonreír sabiendo que estamos en el camino?
No hace mucho leí «sería tan triste pensar que no hemos encontrado la felicidad porque no supimos reconocerla» (igual no literalmente, pero el significado venía a ser éste). Y al fin y al cabo de eso se trata el camino de todos nosotros, de encontrar la felicidad. Búscala en el camino y no en el destino, y tu viaje estará repleto de sonrisas.
Y a ti, ¿qué te hace sonreír?