Otro motivo para sonreír, y una de las sonrisas que más nos debemos (en según qué circunstancias y entendido de según qué manera) es la sonrisa de convicción, de autosuficiencia. Esa sonrisa que sale de manera involuntaria cuando pensamos qué queremos hacer y que lo vamos a hacer, porque todo nuestro esfuerzo va en ello.
Avanzar, aún cuando es hacia arriba, más costoso y con la gravedad en contra, requiere de que le pongamos el valor, el esfuerzo y, muchas veces olvidado, la autoconfianza.
Hoy sonrío por todas aquellas sonrisas de «yo puedo.»
Y a ti, ¿qué te hace sonreír?