Es algo que nos dijeron ayer en relación con el combate y las artes marciales. Pero también es así con la vida.
Los golpes duelen. Y no podemos saber lo que duele un golpe si no lo recibimos. Los golpes duelen. Y el cuerpo puede entrenarse para resistir esos golpes con mayor facilidad. Los golpes duelen. Pero es más fácil rehuirlos y no recibir golpes, no aprendiendo que duelen o lo que duelen.
Me da por pensar que ha llegado un momento (en el ámbito social) en el que se llega a pensar que la única salida es protegerse contra los golpes o directamente evitar el camino con golpes (aún siendo el único que te lleve a lo que quieres ser en la vida). A veces tengo la sensación de que se nos ha olvidado que podemos aprender a recibir los golpes de la mejor manera posible, entrenar nuestra mente y nuestro cuerpo para recibirlos.
Estamos en una época en la que hay muchas cosas mal vistas. Otras, directamente, están olvidadas.