Pensando sobre aquellas frases hechas en las que lo habitual es aceptar lo que quieren decir e ignorar lo que realmente dicen, me he querido parar en una de ellas (y probablemente lo haga a menudo, algún domingo que otro).
«Lo que tenga que ser, será»
Sí, claro, pero… ¡Nadie responde los interrogantes! ¿Cómo que lo que tenga que ser? ¿Qué es lo que tiene que ser? ¿y quién decide lo que tiene que ser? A mi gusto esta es una frase estandarte de la no reactividad. Igual, «lo que tenga que ser,» se trate de lo que decidamos que sea con nuestras acciones. Puede que no siempre, pero a veces.
Por mi parte, prefiero que cada vez que oiga esta frase, luche por lo que quiero que sea, tenga que serlo o no.
Porque que «no tenga que ser» no es sinónimo de «nunca será.»