A estas alturas debe notarse ya lo mucho que me gusta la naturaleza en general. Para mí es una fuente de inspiración de gran cantidad de sonrisas.
A veces basta observarla para que nos llene y nos apacigüe el alma. Pero en esta ocasión, el motivo para sonreír es la sonrisa que surge de las lecciones que aprendemos de la naturaleza.
Ya sean lecciones como tal o simples disertaciones filosóficas, privadas o compartidas. Como por ejemplo ver un pájaro posado en una rama que apenas cede, y aprender de la importancia del equilibrio, para todo. A veces llegamos a conclusiones así por cosas muy nimias, y luego nos olvidamos de sonreír.
Sonreír es una forma de dar las gracias, no es excusa que a quien estemos agradecidos no puedan verlo para no dedicarles esa sonrisa. Aunque esto ya son temas que abarcaré en otra entrada.
Y a ti, ¿qué te hace sonreír?