El pequeño baúl de los recuerdos del que canta la canción. Abrirlo y encontrar en su interior infinidad de cosas que sólo existen en un tiempo remoto, y que por un motivo u otro han cobrado una importancia fundamental para uno mismo. Recuerdos tan especiales que, por sí solos, son capaces de despertar las más ocultas de las sonrisas.
Pero recurrir a sonrisas así tiene su riesgo. Es fácil caer en la melancolía, o querer comparar esos recuerdos con la situación actual.
Manejados con cuidado los recuerdos son fuente de dicha, de sonrisas. Siempre que no olvidemos que no dejan de ser eso, recuerdos. Incluso cuando estamos en un mal momento se puede recurrir a los recuerdos para recuperar fuerzas (y sonrisas, siempre sonrisas), pero no como objetivo o meta sino como redescubrimiento de lo que hemos podido tener y de nuestra capacidad para recuperar esa felicidad (de otra manera, pero la felicidad al fin y al cabo) o bien una mayor.
Que los recuerdos sean algo que os hagan sonreír y luchar por crear nuevos recuerdos a cada cual más feliz.
Y a ti, ¿qué te hace sonreír?